Todos podemos sentirnos inseguros en algún momento. Es difícil que una persona en todos los ambientes y situaciones pueda sentirse segura al cien por cien. Aunque la inseguridad aparece en alguna ocasión, no suele ser un problema grave y no interfiere demasiado en el día a día.
Sin embargo, si la inseguridad aparece de forma recurrente, puede interferir de forma significativa en cómo esta persona se desenvuelve y se relaciona con su entorno.
Con el tiempo, es probable que se note cómo su autoestima se debilita y crecen los miedos a no estar a la altura o a fracasar. También es posible que se desarrollen relaciones de dependencia o incluso relaciones tóxicas.
En los casos más extremos, la inseguridad puede hacer que la persona sea más vulnerable a sufrir maltrato psicológico.