Las semanas previas a los exámenes pueden ser uno de los momentos más estresantes del año para los estudiantes universitarios. Un estudiante sabe que no aprobar puede implicar un cambio importante de sus planes para el futuro y abandonar los estudios puede ser una decisión decisiva en su vida.
Pero, aunque tenga los deberes hechos y haya estado estudiando durante semanas, el día del examen es, para muchos estudiantes, un momento en el que la ansiedad antes de los exámenes puede jugar una mala pasada.
El miedo anticipatorio a no saber responder, a quedarse en blanco, a sentirse nervioso o incluso bloquearse al contestar a las preguntas es algo común.
Pero a la ansiedad no hay que tenerle miedo. En primer lugar, la ansiedad es una respuesta de activación fisiológica que ayuda a mejorar el rendimiento intelectual durante un examen. En esos casos se puede transformar en una aliada que mejore el rendimiento.